Top posts
-
El informe de Brodie
En un ejemplar del primer volumen de las Mil y una noches (Londres, 1840) de Lane, que me consiguió mi querido amigo Paulino Keins, descubrimos el manuscrito que ahora traduciré al castellano. La esmerada caligrafía -arte que las máquinas de escribir...
-
Andamios
“...Javier se había aprontado para almorzar a solas en una mesa del fondo. Todavía no había asimilado del todo el relato de Nieves sobre la muerte de Ramón. Quería evaluar con serenidad ese hecho insólito, medir su profundidad, administrar para sí mismo...
-
LA MANCHA EMBRUJADA
Martín siempre dibujaba antes de irse a dormir: hacía un dibujo en la pared y soñaba con eso. Un día su perro entró a su dormitorio y tiró un frasco de pintura a la cama de Martín y manchó toda la cama. Cuando volvió de la escuela escuchó un grito de...
-
Para un final presto
Una muchedumbre gnoseológica se precipitaba desembocando con un silencio lleno de agudezas, ocupa después el centro de la plaza pública. Su actitud, de lejos, presupone gritería, y de cerca, un paso y unos ojos de encapuchados. Eran transparentes jóvenes...
-
El viajero
Fría, glacial era la noche. El viento silbaba medroso y airado, la lluvia caía tenaz, ya en ráfagas, ya en fuertes chaparrones; y las dos o tres veces que Marta se había atrevido a acercarse a su ventana por ver si aplacaba la tempestad, la deslumbró...
-
Huitzilopoxtli
Tuve que ir, hace poco tiempo, en una comisión periodística, de una ciudad frontera de los Estados Unidos, a un punto mexicano en que había un destacamento de Carranza. Allí se me dio una recomendación y un salvoconducto para penetrar en la parte de territorio...
-
Benedictino
Don Abel tenía cincuenta años, don Joaquín otros cincuenta, pero muy otros: no se parecían a los de don Abel, y eso que eran aquellos dos buenos mozos del año sesenta, inseparables amigos desde la juventud, alegre o insípida, según se trate de don Joaquín...
-
El pequeño escribiente florentino
Tenía doce años y cursaba la cuarta elemental. Era un simpático niño florentino de cabellos rubios y tez blanca, hijo mayor de cierto empleado de ferrocarriles quien, teniendo una familia numerosa y un escaso sueldo, vivía con suma estrechez. Su padre...
-
Una jaula de fieras
I Una mañana, un león y una hiena del Jardin des Plantes lograron abrir la puerta de su jaula cerrada con negligencia. La mañana era blanca y un claro sol lucía alegremente al borde del cielo pálido. Bajo los grandes castaños había un frescor penetrante,...
-
Los hombros de la marquesa
I La marquesa duerme en su gran lecho, bajo el ancho dosel de satén amarillo. A las doce, al escuchar el sonido claro del reloj de pared, se decide a abrir los ojos. La habitación está tibia. Las alfombras, las colgaduras de puertas y ventanas la convierten...
-
El ayuno
I Cuando el vicario subió al púlpito con su amplio sobrepelliz de blancura angelical, la pequeña baronesa estaba beatíficamente sentada en su sitio habitual, cerca de una salida de calor, delante de la capilla de los Santos Ángeles. Tras el recogimiento...
-
La muñeca de porcelana
Una carta escrita por Tolstoi seis meses después de su matrimonio a la hermana más joven de su esposa, la Natacha de Guerra y Paz. En las primeras líneas, la letra es de su mujer, en el resto la suya propia. 21 de marzo de 1863 ¿Por qué te has vuelto...
-
LA CALLE DE LAS NOVIAS PERDIDAS.
Hay una calle en Flores en la que viven todas las novias abandonadas. Al atardecer salen a la vereda y miran ansiosas hacia las esquinas para ver si vuelven los novios que se fueron. A veces conversan entre ellas y rememoran viejos paseos por el Rosedal....
-
DIALOGO ENTRE ASMODEO Y EL RUSO SALZMAN
Asmodeo: Soy Asmodeo, inspirador de tahures y dueño de todas las fichas del mundo. Conozco de memoria todas las manos que se han repartido en la historia de las barajas, Tambien conozco las que se repartiran en el futuro. Los dados y las ruletas me obedecen....
-
Los deberes de Pedro
Pedro se sienta en los últimos bancos del aula, como corresponde a un chico que desdeña la educación y la vecindad de los poderosos. Las conspiraciones y los batifondos nunca lo hallan ajeno. Busca el riesgo de las transgresiones y la compañía de los...
-
El buscador
Hace dos años, cuando terminaba una charla para un grupo de parejas conté, como suelo hacer, un cuento de manera de regalo de despedida. Para mi sorpresa, esta vez, alguien del grupo pidió la palabra y se ofreció a regalarme una historia. Ese cuento que...
-
El temido enemigo
La idea de este cuento llegó a mí escuchando un relato de Enrique Mariscal. Me permití, a partir de allí, prolongar el cuento para transformarlo en otra historia con otro mensaje y otro sentido.. Así como está ahora se lo regalé una tarde a mi amigo Norbi.Había...
-
El oso.
Hay cuentos que son particularmente significativos para mí. Uno de ellos es ésta antiquísima historia que me contó alguna vez mi abuelo y que quiero contarte, tal como hoy la recuerdo. Esta es la historia de un sastre, un zar y su oso. Un día el zar descubrió...
-
La función del arte/ 1
Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niños y su padres alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar,...
-
El espejo
Solea el sol y se lleva los restos de sombra que ha dejado la noche. Los carros de caballos recogen, puerta por puerta, la basura. En el aire tiende la araña sus hilos de baba. El tornillo camina las calles de Melo. En el pueblo lo tienen por loco. EL...
-
El almohadón de plumas
[Cuento. Texto completo] Horacio Quiroga Su luna de miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de su marido heló sus soñadas niñerías de novia. Ella lo quería mucho, sin embargo, a veces con un ligero estremecimiento cuando...
-
A la deriva
El hombre pisó algo blancuzco, y en seguida sintió la mordedura en el pie. Saltó adelante, y al volverse con un juramento vio una yaracacusú que, arrollada sobre sí misma, esperaba otro ataque. El hombre echó una veloz ojeada a su pie, donde dos gotitas...
-
El muerto
Que un hombre del suburbio de Buenos Aires, que un triste compadrito sin más virtud que la infatuación del coraje, se interne en los desiertos ecuestres de la frontera del Brasil y llegue a capitán de contrabandistas, parece de antemano imposible. A quienes...
-
El Aleph
O God, I could be bounded in a nutshell and count myself a King of infinite space. Hamlet, II, 2 But they will teach us that Eternity is the Standing still of the Present Time, a Nunc-stans (ast the Schools call it); which neither they, nor any else understand,...
-
Diálogo sobre un diálogo
A- Distraídos en razonar la inmortalidad, habíamos dejado que anocheciera sin encender la lámpara. No nos veíamos las caras. Con una indiferencia y una dulzura más convincentes que el fervor, la voz de Macedonio Fernández repetía que el alma es inmortal....