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Volvió a las seis de la mañana y, según costumbre, pasó al cuarto de aseo; pero, en lugar de desnudarse, se sentó o, mejor dicho, se dejó caer en una butaca... Poniendo las manos en las rodillas, permaneció en esa actitud cinco, diez minutos, quizás una...
En una choza, Juana, la mujer del pescador, se halla sentada junto a la ventana, remendando una vela vieja. Afuera aúlla el viento y las olas rugen, rompiéndose en la costa... La noche es fría y oscura, y el mar está tempestuoso; pero en la choza de los...
Aquel año llegó pronto la Semana Santa. Apenas se había terminado de viajar en trineo, la nieve cubría aún los patios y por la aldea fluían algunos riachuelos. En un callejón, entre dos patios, se había formado una charca. Dos chiquillas de dos casas...
Cuando oren no usen vanas repeticiones, como los paganos, porque éstos creen que serán atendidos hablando mucho. No los imiten, porque antes de que ustedes lo pidan ya el Padre de ustedes conoce sus necesidades. San Mateo, Cap. VI, Ver. 7 y 8. El arzobispo...
Una carta escrita por Tolstoi seis meses después de su matrimonio a la hermana más joven de su esposa, la Natacha de Guerra y Paz. En las primeras líneas, la letra es de su mujer, en el resto la suya propia. 21 de marzo de 1863 ¿Por qué te has vuelto...
No comprendo esa terquedad. ¿Por qué te obstinas en madrugar y mezclarte con la gente del pueblo, cuando puedes ir mañana con la tía Viera, directamente a la tribuna? Desde allí lo verás todo. Ya te he dicho que Behr me ha prometido que entrarás. Además,...
Vivía en la región de Ufim un bachir llamado Ilia. Hacía apenas un año que lo había casado su padre, cuando éste murió, dejándole poca cosa. Ilia tenía en aquel entonces siete yeguas, dos vacas y veinte carneros. Pero era un muchacho trabajador y ahorrativo;...
Como se hablase de Benvenuto Cellini y alguien sonriera de la afirmación que hace el gran artífice en su Vida, de haber visto una vez una salamandra, Isaac Codomano dijo: -No sonriáis. Yo os juro que he visto, como os estoy viendo a vosotros, si no una...
Visitando el convento de una ciudad española, no ha mucho tiempo, el amable religioso que nos servía de cicerone, al pasar por el cementerio, me señaló una lápida en que leí, únicamente: Hic iacet frater Petrus. -Éste -me dijo- fue uno de los vencidos...