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BALADA DEL AMOR IMPOSIBLE Los cronistas más serios del barrio del Angel Gris coinciden en destacar la propensión de sus habitantes hacia los amores imposibles. Así, mientras los jóvenes de otros barrios se enamoran de muchachas groseramente posibles,...
El poeta Jorge Allen tuvo su primera novia a la edad de doce años. Guarden las personas mayores sus sonrisas condescendientes. Porque en la vida de un hombre hay pocas cosas mas serias que su amor inaugural. Por cierto, los mercaderes, los Refutadores...
EL SALON DE BAILE SIN BANIOS O EL RAPTO DE LOS ORINANTES Un pintoresco croquis del Atlas seniala en la calle Yatay un enorme salon de baile. A pesar de su lujosa apariencia, el local no tenia banios. Sucedia entonces que los b ailarines se veian obligados...
EL RECUERDO Y EL OLVIDO EN EL BARRIO DE FLORES ( por Alejandro Dolina ) En nuestros tiempos, no son muchas las personas de buena memoria. Salvo, desde luego, en el barrio de Flores. Todos sabemos las cosas que se cuentan sobre el barrio del Angel Gris....
Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita...
1 Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar,...
Julio César Puppo, llamado El Hachero, y Alfredo Gravina, se encontraron al anochecer, en un café del barrio de Villa Dolores. Así, por casualidad, descubrieron que eran vecinos: —Tan cerquita y sin saberlo. Se ofrecieron una copa, y otra. —Se te ve muy...
A mediados de 1984, viajé al río de la Plata. Hacía once años que faltaba de Montevideo; hacía ocho años que faltaba de Buenos Aires. De Montevideo me había marchado porque no me gusta estar preso; de Buenos Aires, porque no me gusta estar muerto. Pero...
Como en tantas y tantas de sus pesadillas, empezó a huir despavorido. Las botas de sus perseguidores sonaban y resonaban sobre las hojas secas. Las omnipotentes zancadas se acercaban a un ritmo enloquecido y enloquecedor. Hasta no hace mucho, siempre...