El Castigo del Avaro
Erase un hombre muy rico, pero también muy avaro. Un día acudió a la feria, donde le ofrecieron un jamón muy barato.
-Se, lo compro! Después de todo, hago un negocio, pues con ese dinero ni patatas hubiera adquirido.
Y se dio el gran atracón de jamón, manjar que nunca probaba. Resultó que estaba podrido y al día siguiente, aquejado de fuertes dolores, hubo de llamar al médico.
-~Qué habéis comido? -le preguntó el galeno.
El avaro, entre suspiros, mencionó su compra barata.
-¡Buena la habéis hecho! -se burló
el médico-. Entre la factura de la botica y la mía, caro va a saliros el jamón podrido.
Fin